Famoso en el mundo entero, el drago de Canarias (Dracaena draco en botánica) debe el origen de su nombre a la palabra griega drakaina (hembra de dragón) a causa del color rojizo de su savia, semejante, supuestamente, a la sangre de los dragones.
Estamos ante el único vegetal en el mundo que posee la savia de este color. Su color blanco original cambia a rojo cuando ésta entra en contacto con el aire. Se la conoce con el popular nombre de “sangre de drago”.
A la “sangre de drago” se le atribuyen, desde tiempos inmemoriales, mágicas propiedades. Pociones, ungüentos, cosméticos y hasta barnices para pintar violines Stradivarius han sido algunos de sus usos más habituales.
El drago crece de forma natural en las Islas Canarias, en las de Cabo Verde y en algunas regiones del continente africano.
En Tenerife es el símbolo natural de la isla. El más famoso se encuentra en la localidad de Icod de los Vinos. Hasta hace poco tiempo se creía que tenía más de mil años, pero recientes estudios han demostrado que no pasa de los 600.
Otra característica por la cual es famoso el drago canario, es por su lento crecimiento. En óptimas condiciones de cultivo crece un metro cada 10 años.
A diferencia del resto de árboles, si queremos saber la edad de un drago no lo haremos contando los anillos de crecimiento, ya que no tiene. Su edad se determina contando el número de ramificaciones que tienen sus ramas.
Estas ramificaciones se producen solamente cuando el árbol florece, y esto sucede cada 15 años. Por ejemplo, si el drago tuviera 4 ramificaciones en cada una de sus ramas, tendría 60 años de edad.
En nuestro clima se pueden plantar dragos tanto en interior (en habitaciones con mucha luz) como en exterior. Esto último lo haremos siempre y cuando la zona este libre de heladas invernales.